El INE ha mostrado una postura más que inflexible, construyendo en torno suyo una barrera infranqueable.
Si algo ha quedado claro en la intensa discusión por la consulta de revocación de mandato es que el Instituto Nacional Electoral (INE) no quiere, no cede y no coopera para que el proceso avance.
Lo anterior queda demostrado en la actitud del consejero presidente del organismo, que es todo menos conciliadora. El ejemplo más reciente es la descalificación al ejercicio de austeridad elaborado por el gobierno de la 4T, y del cual el consejero presidente aseguró que el gobierno federal no tiene la seriedad sobre el proceso y desconocen cómo funciona el Instituto, por lo que lo calificó como “un enorme desatino”.
Revisar la propuesta y hacer un llamado al diálogo para encontrar una salida conjunta habría sido una actitud más conciliadora, incluso menos egoísta, pero la realidad es distinta.
Como ese, han habido otros episodios en los que el INE ha mostrado una postura más que inflexible, construyendo en torno suyo una barrera infranqueable, como lo demostró el consejero Ciro Murayama quien hace unos días de plano le dijo al gobierno que ellos no mandan.
Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE, no está de acuerdo con las limitaciones al presupuesto https://t.co/ZNnL2WWADR
— El Universal (@El_Universal_Mx) January 14, 2022