Pobreza tras pandemia obliga a niños nahuas de Hidalgo a dejar la escuela y ponerse a trabajar

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Datos del Inegi revelan que 5.2 millones de personas no se inscribieron al ciclo escolar 2020 – 2021 por motivos asociados a la pandemia.

La secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez, instó a los padres de familia y autoridades estatales a mantener el regreso presencial a clases para privilegiar la convivencia entre los alumnos y con los maestros.

Puede ser una razón, pero lo cierto es que cada día sin clases presenciales aumenta la deserción escolar.

Como sucede en la zona nahua del estado de Hidalgo donde muchos niños han abandonado las escuelas.

Gisela Camila vive en Chimalapa, una comunidad con índices de extrema pobreza en el municipio de Acaxochitlán, ubicado en la zona indígena nahua de Hidalgo; narra que la pandemia afectó aún más la economía de su familia y que desde hace dos años abandonó la escuela para trabajar con su madre.

“Este era mío, yo lo usaba. Casi todos ya están así porque los sacamos, ya muchos ya los vendimos. Mi mamá los sacó, y dice pues ya no los van a usar”, dijo Gisela Camila Hernández, habitante de Chimalapa.

Gisela tiene 11 años y es la menor de 7 hermanos. Cuando inició la pandemia cursaba el cuarto año en la primaria indígena Licenciado Benito Juárez. Al igual que todas sus hermanas y hermanos, ahora está trabajando.

“Estas fotos son de mis hermanos que ya salieron de la escuela, ellos ya no estudian. Este sí es mío, lo iba a usar pero ya no, ya salí”, dijo Gisela Camila.

A 5 kilómetros de Chimalapa está la comunidad de Los Reyes, también en Acaxochitlan; ahí vive Teresa Martínez, madre de tres hijas y un bebé. Recuerda que desde que inició la pandemia su esposo, carpintero de profesión, dejó de vender muebles. No tuvieron el dinero suficiente para pagar los materiales escolares y el internet de la menor de sus niñas.

“Nos pedían un celular y la verdad era nada más 1 para 3 y la verdad no podíamos. Le ponía 50 pesos y por los megas no alcanzaba mucho”, indicó Teresa Martínez, habitante de Los Reyes, Acaxochitlán, Hidalgo.

5.2 millones de personas no se inscribieron al ciclo escolar 2020 – 2021 por motivos asociados a la pandemia, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

La deserción escolar es un problema aún más grave en escuelas indígenas, como la primaria de Chimalapa donde al menos 100 alumnos de 530 la han abandonado.

“Nos frustramos a veces de ver a esos alumnos que no pueden seguir continuando, el trabajo de nosotros queda truncado, da tristeza”, apuntó Eustolia Andrade, supervisora escolar de Acaxochitlán, Hidalgo.

“Es muy importante implementar estrategias de motivación para el estudio, que niñas y niños crean en sí mismos, se enamoren de sus metas, vean un futuro esperanzador”, señaló Martha Givaudan, directora de la asociación civil “Yo quiero, yo puedo”.

Para evitar la deserción escolar, la asociación civil “Yo quiero, yo puedo” ha trabajado, desde antes de la pandemia, en la zona indígena nahua de Hidalgo; han impartido talleres a alumnos, profesores y padres de familia para que los niños enfrenten mejor los llamados riesgos del desarrollo.

“El autoconocimiento, la comunicación asertiva, la expresión de emociones, la planeación, la creatividad… si nosotros damos estos contenidos adicionales a los programas escolares, vamos a estar protegiendo a niñas y niños no solo de deserción escolar, sino de otros riesgos”, comentó Martha Givaudan, directora de la asociación civil “Yo quiero, yo puedo”.

“Yo extraño mucho la escuela”, dijo Gisela Camila, habitante de Chimalapa, Hidalgo.