Biden: «Cuanto antes nos vayamos de Kabul, mejor»

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Los talibán echaron a Estados Unidos de Afganistán. Y el Estado Islámico, del aeropuerto de Kabul. El presidente estadounidense, Joe Biden, ratificó ayer esa doble derrota de su país ante el integrismo islámico en un discurso de 12 minutos, en el que dedicó los seis primeros a hablar de política y economía domésticas, lo que suponía un manifiesto claro de dónde están sus prioridades.

Cuando finalmente tocó la catástrofe humanitaria y estratégica de Afganistán, Biden dejó claro que la prioridad para Estados Unidos es salir del aeropuerto de Kabul, que es el único territorio que tienen bajo su control en el país, debido a la amenaza del Estado Islámico de Korasán, al que se refirió por sus siglas en inglés, ISIS-K. «Cuanto más tiempo estemos, mayor es el peligro de ataque de un grupo terrorista llamado ISIS-K», dijo el presidente. Biden dio a entender que la amenaza del ISIS-K es muy seria al afirmar que «Cada día que seguimos en el terreno, es otro día en el que el ISIS-K quiere atacarnos».

Claro que no se trata solo del Estado Islámico. Los talibán, a pesar de la benevolencia con la que Washington los está tratando, son un grupo cuyo viceministro de Defensa, Sijaruddin Haqqani, tiene una recompensa de 5 millones de dólares (4,25 millones de euros) del propio FBI por sus actividades terroristas, que incluye la voladura del hotel de la cadena Serena en Kabul en 2008 y el secuestro del periodista del New York Times David Rohde en 2009. De modo que Biden también advirtió del peligro de seguir cerca de los talibán cuando dijo que «es una situación frágil, que corre el riesgo de romperse a medida que pasa el tiempo».

Así que, 20 años después del 11-S, en el que murieron 3.000 personas en Nueva York, Washington y Pennsylvania, la nueva política de Estados Unidos ante los grupos terroristas es dejarles Afganistán. Así pues, EEUU se retirará del aeropuerto de Kabul el día 31 a más tardar. De hecho, ayer empezó a reducir su contingente militar en el área. Como dijo Biden, «cuanto antes nos vayamos de Kabul, mejor».

Además, el presidente ofreció ayuda «humanitaria» a los talibán, a la vez que insistió en que hay que acelerar la misión de evacuación ante el riesgo de ataques terroristas.

Los talibán han tomado una decisión propia de Cuba: prohibir a los afganos que salgan del país. Así lo ha anunciado el portavoz del movimiento, Zabihullah Mujahid, al declarar que sus milicianos bloquearán el acceso de los ciudadanos afganos al aeropuerto de Kabul, donde se concentran miles de personas en condiciones espantosas, que han provocado la muerte de varias decenas de ellas en los últimos días por deshidratación, aplastamiento, ataques cardiacos, y también por disparos de los talibán. La milicia ha controlado el acceso al aeropuerto con látigos, disparos – a veces, al aire, otras veces, a la gente – y pedradas contra los civiles.

La decisión de los talibán llega cuando quedan todavía decenas de miles de personas que han trabajado para la coalición internacional, la ONU, agencias humanitarias y ONGs atascadas en el país. Las informaciones procedentes de Afganistán revelan que los talibán están llevando a cabo una cacería contra esos afganos. Cuando no los encuentran, asesinan a sus familias.

La razón esgrimida por Mujahid es que Afganistán necesita «a nuestra gente, a nuestros ingenieros, a nuestros doctores, a nuestros profesores, a todos los que están educados. El país necesita su talento, y no deben ser llevados a otros países».

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha aceptado todas las condiciones de los talibán afganos, y ha rechazado las de los aliados del G-7. En una cumbre extraordinaria del G-7 celebrada hoy por videoconferencia, Biden, que solo ha hablado durante siete minutos, ha rechazado de plano la idea de prorrogar el puente aéreo para la evacuación de Kabul de las decenas de miles de afganos que han colaborado con tropas occidentales, con agencias multilaterales, con empresas y con ONGs, y que ahora están siendo cazados por los nuevos dueños de Afganistán.

Así que Biden ha accedido a la exigencia de los talibán de que el puente aéreo concluya el 31 de agosto. La superpotencia ha cedido completamente a la amenaza de los integristas, que no se han andado por las ramas ni han mostrado ningún deseo de negociar ni de mostrar flexibilidad. Así lo dejó claro el lunes uno de los portavoces de la milicia, Surhai Saheen, que calificó, lisa y llanamente, de «línea roja» la continuación del puente aéreo más alá del 31 de agosto.

En declaraciones a la cadena de televisión británica Sky News, Saheen dijo que «es una línea roja. El presidente Biden anunció para el 31 de agosto la retirada de todas las fuerzas militares. Por tanto, ampliar eso significa ampliar la ocupación, y no hay necesidad de ello». El cinismo de Shaheen es considerable, dado que la fecha del 31 de agosto se refería a las tropas que combatían a los talibán, no a las que están sacando afganos de Afganistán para evitar que los talibán los asesinen o los hagan volver a vivir en la Edad de Piedra. Aun así, la respuesta de Biden ha sido clara, inequívoca, y firme: lo que los talibán quieran.

Saheen fue más lejos, al amenazar a EEUU y al Reino Unido con «consecuencias» si el puente aéreo continúa.

Tomado de El Mundo.