Enrique Yasser Pompeyo
En un comunicado plagado de lugares comunes se informa que el secretario de Seguridad Pública de Veracruz, Hugo Gutiérrez Maldonado, desde la comodidad de un helicóptero refuerza la seguridad, ¿la de los ciudadanos o la de él?
Desde el aire, desde allá arriba, alejado de todos y de todo, “supervisa” y “vigila” ¡más de media docena! de municipios en la zona norte de la entidad: Chicontepec, Chalma, El Higo, Platón Sánchez, Pánuco, Tantoyuca y Tempoal.
Incluso, en el texto se dice que con esas acciones se busca disuadir a los delincuentes, sobre todo, a quienes extorsionan, roban vehículos y/o ganado.
Seguramente, como el funcionario se la pasa todo el tiempo en el aire, el crimen organizado, los delincuentes estarán atemorizados y dejarán de cometer ilícitos.
Pero la realidad de los veracruzanos es otra, más allá de boletines y fotografías pasteleras, posadas.
La realidad que sufren los habitantes de las diferentes regiones de la geografía veracruzana es completamente distinta a la que se observa desde la seguridad de un helicóptero.
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a junio de 2020 se cometieron 38 mil 131 delitos, mientras que, en el mismo periodo, pero de este año, se contabilizaron 45 mil 864.
El informe detalla que se incrementaron delitos contra la vida, la seguridad sexual, el patrimonio, la familia y otros bienes.
Pero no sólo eso. También aumentaron los homicidios, las violaciones, el robo a casa habitación, narcomenudeo, amenazas, entre otros.
Los delitos de patrimonio como el robo a casa, a negocio, de automóviles, al transporte público, de maquinaria, en instituciones bancarias, de ganado, a transeúntes, extorsión y otros, también se incrementaron.
El año pasado, de enero a junio se reportaron 18 mil 148 delitos, mientras que para este 2021, en el mismo periodo, aumentaron a 20 mil 744.
Como se observa, el discurso de papel de Hugo Gutiérrez Maldonado sólo queda en eso.
No es lo mismo sufrir la violencia y la inseguridad a ras de suelo, que hablar desde la comodidad de un helicóptero.
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