El país ‘más feliz del mundo’, Finlandia, sufre para encontrar trabajadores extranjeros que alivien su crisis demográfica y solucionen su déficit de mano de obra, uno de los más graves de Europa.
La mayoría de países occidentales se enfrentan al envejecimiento demográfico, pero pocos sienten su efecto como este país escandinavo de 5.5 millones de habitantes, con el mayor déficit de trabajadores calificados dentro de la OCDE.
Finlandia cuenta con cuatro mayores de 65 años por cada diez personas en edad de trabajar.
En 2030, esta proporción subirá a uno por cada dos, lo que la situaría solo por detrás de Japón a nivel mundial.
El gobierno calcula que necesita un saldo migratorio positivo de 20 mil a 30 mil personas cada año -el doble que ahora- para mantener sus servicios públicos y los cuidados geriátricos en su nivel de excelencia y compensar el inminente déficit en el sistema de pensiones.