Yadhira tenía 14 años cuando un sacerdote le tocó los senos. Él tenía que dar misa los domingos en diferentes pueblos de Veracruz y necesitaba que alguien le ayudara a pasarle las cosas o simplemente acompañarlo a sus homilías.
En varias ocasiones le decía a las religiosas que lo asistieran y a veces, iba una madre y la menor denunciante, pero una ocasión, ella se ofreció a ir sola sin pensar que un párroco le tocaría sus partes íntimas.
“Y ustedes dirán «¿por qué no decías nada?» «¿Por qué accedías a ir?», yo pensaba que nadie me creería ¿cómo es posible que una «padre» pudiera hacer eso? Lo pensaba y lo pensaba y se me hacía muy difícil que alguien me creyera, yo seguía yendo, intentaba subirme en la parte de atrás del carro, pero él me decía que no, varias ocasiones iba tomado”.
La relatoría pública señala que el prelado pronunciaba groserías, le decía pendeja, burra o tonta si no hacía las cosas como él lo pedía. Además, en sus misas exclamaba groserías ante los feligreses, algunos se ofendían y otros solo se reían, pero nadie le decía comentario alguno de su comportamiento.