ColumnaSinNombre @pablojair A 17 AÑOS DE LA EXPLOSIÓN EN LA GASOLINERA DE COATEPEC

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Coméntenle al gober «Kuitlawa» o al secre de Salud que ya se descompuso otra vez el aire acondicionado del Hospital de Boca del Río.
–Chopenjawer

Aquel 30 de mayo de 2002, Claudia se encontraba lavando ropa con su madre Doña Ale. Su vivienda eran dos cuartos en la calle Zamora, de Coatepec, muy cerca de la entrada principal.

Cuenta que no escuchó la primera explosión, pero como ya era de noche, a lo lejos se veía el cielo entre rojo y anaranjado. Para esto los vecinos, apanicados, hablaban de que había explotado la gasolinera de la entrada. Los chismes corrieron e inundaron a la ciudad.

Momentos después Claudia decidió irse a su casa sobre la misma calle; avanzó unas cuadras y entonces vino la segunda explosión que fue mayor. Dice haber sentido el calor sobre la espalda y que las paredes cambiaban de color por el destello. Recuerda que el ruido simplemente fue estremecedor.

Por las calles de Coatepec de inmediato cundió el pánico. Para ese entonces no existía un cuerpo de Bomberos ni tampoco de Protección Civil, al grado de que dicha área solamente tenía a una persona en el Ayuntamiento y era el encargado de poner las sillas de los eventos, cargar mamparas, etc.

El temor se apoderó del pueblo cafetalero en minutos porque los rumores comenzaron a propagarse más rápido que el fuego: que había gasolina en las alcantarillas, que estaban evacuando gente hacia las zonas altas de la ciudad, que las llamas ya venían avanzando hacia el centro. Cuentan que se vieron a cientos correr hasta en ropa interior hacia la zona de lo que eran los antiguos terrenos de la Feria, rumbo al río La Marina; otros agarraron camino hacia Xico. El chiste era huir de Coatepec, al grado de que algunos olvidaron hasta a sus hijos.

¿Qué había pasado? En realidad no se sabe el motivo por el cual se dio la explosión. Hay versiones de que fue la negligencia de trabajadores que se encontraban fumando; otros dicen que alguien generó una chispa con una herramienta, pero la verdad es que hasta hoy no se sabe qué originó la tragedia.

Lo que sí sabe es que esa gasolinera ya estaba en desuso. La familia Martínez Guiot ya no tenía la concesión por parte de Petróleos Mexicanos (PEMEX) para manejar dicha estación, por lo que decidieron «convertirla» en un «taller mecánico» y «lavado de autos».

Rafael Martínez Guiot, «Falo» (como era conocido entre toda la banda coatepecana) era un tipo bonachón que era muy conocido por invitar a fiestas donde se derrochaba harto licor. Quiso ser también alcalde de Coatepec como su padre Gilberto Martínez.

Don Gilberto era un conocido profesor quien –comentan amistades de la época– toda su vida quiso tener una tienda para expender petróleo, pero con sus relaciones políticas de la época logró tener la recomendación para que se le diera a administrar una gasolinera de PEMEX, justo en la entrada de la ciudad, en lo que hoy está ubicada una farmacia, una ostionería y otros locales comerciales.

Aunque años después perdieron la concesión de la estación, era secreto a voces que ahí se seguía almacenando combustible. Quien estaba a cargo de los negocios era «Falo», pues su padre ya había fallecido, aunque estaban a nombre de su madre.

Según datos recabados, había tanques subterráneos de 20 mil litros, casi a orilla de carretera, en la mera entrada de la exgasolinera. Otros tres tanques de la misma capacidad se encontraban en la superficie, en la parte trasera que funcionaba como un estacionamiento/taller, pero que en realidad era un patio de maniobras donde de manera clandestina descargaban pipas de 60 mil litros con combustible.

Poco antes de la explosión, hay notas periodísticas donde se recoge el testimonio de habitantes de Coatepec que se quejaban del fuerte olor a hidrocarburo en la zona y el peligro que les representaba, pero las autoridades hacían caso omiso del asunto y descartaban cualquier riesgo a la población.

De hecho, se sabe que los camiones de la basura del Ayuntamiento de Coatepec ahí cargaban combustible, lo que a todas luces era un acto de corrupción y negocio entre los riquillos del pueblo. En ese entonces, el alcalde era el panista Miguel Ángel Cervantes Sánchez, elegido por cuatro años para el periodo 2000-2004, y miembro de una de las familias más prominentes de la región. Eran tiempos también del gobernador Miguel Alemán Velasco.

En pocas palabras, era una especie de huachicoleo pero sin extraer la gasolina de los ductos, sino que provenía directamente de pipas que almacenaban en ese lugar encubierto y de ahí se surtían a vehículos oficiales.

Con la primera explosión, la más «leve», se sabe que murió un trabajador que se encontraba arriba de la pipa que estaba descargando combustible a los depósitos subterráneos. En medio del incendio se supone que también fallece Rafael Martínez Guiot, el heredero de la gasolinera, así como dos perros de raza fina que se calcinaron.

Hay otras versiones periodísticas que hablan de al menos una decena de muertos. Incluso existió durante algún tiempo la leyenda urbana de que «Falo» en realidad no murió, sino que huyó al extranjero sabiendo la responsabilidad penal que se le venía encima y que tuvo que apechugar su mamá, al figurar como dueña de los negocios.

La segunda explosión, la más fuerte, creó un hongo hacia arriba y existen testigos que vieron cómo pedazos de la pipa volaron sobre las llamas. Dicen bomberos de la época que algo que ayudó a que la explosión no se diera en forma horizontal (que hubiese sido una tragedia mayor) fue que las paredes del edificio tenían un buen grosor.

No obstante, al momento de la segunda explosión todavía no había control del fuego porque apenas venían en camino los bomberos de Xalapa y Perote; recuerdan los tragahumo presentes que una unidad llamada «Titán», proveniente del aeropuerto de Veracruz, fue la que más ayudó a apagar el incendio, pues no es solamente una pipa con agua, sino una especie de «tanque de guerra» que dispara agua con espuma química, con operadores al interior de la unidad.

En esa segunda explosión estuvo presente nuestro amigo Betogato, a quien le tocó la ola expansiva que le quemó parte del cuerpo, por lo que tuvo que estar bajo tratamiento y reposo por varios meses. Platica que incluso hasta tuvo que ir una patrulla por él a las oficinas del periódico «Política», pues quería –antes que todo– entregar sus fotografías, y fue cuando recibió una llamada del secretario de Salud, Mauro Loyo Varela, para pedirle que cooperara.

«Volví a renacer, brother. Hace poco encontré la playera que tenía puesta ese día y me la volví a poner. Es mi playera de la suerte», nos dice el reconocido caricaturista y fotógrafo xalapeño.

De hecho, a raíz de ese fuerte incendio y explosión, en Coatepec se fundó su Cuerpo de Bomberos actual. En junio de 2003 les llegó el primer camión bomba donado por el Gobierno de Veracruz.

Cerca de 5 años después de la explosión, una cuadrilla de obreros estaba en la misma gasolinera para limpiar los restos, pues ya había planes de convertir ese inmueble en locales comerciales. Una inspección previa dejó al descubierto que los tanques subterráneos todavía seguían con parte de combustible ahí enterrado, por lo que tuvieron que hacer maniobras para extraer los residuos con óxido y arena, para finalmente remover los depósitos.

Actualmente, el cuartel de Bomberos de Coatepec atiende a 11 municipios de la región desde parte de Totutla, Tlaltetela, Jalcomulco, Apazapan, parte de Emiliano Zapata, pasando por Coatepec, Xico, Teocelo, Cosautlán, Ixhuacán hasta llegar hasta Ayahualulco, ya muy cerca de Perote. Han estado sobreviviendo de las colectas que le da la población, que apenas y llegan a los 20 mil pesos mensuales para el mantenimiento de toda la estación y regularmente es la gente más humilde, el pueblo, los que más aportan, pero es insuficiente.

Por ejemplo, para vestir a un sólo bombero con el traje completo (guantes, chaquetón, casco, botas, pantalón, etc.) mínimo se requieran 25 mil pesos.

De hecho se sabe que un reciente estudio en manos de la Secretaría de Protección Civil, dictamina que con el crecimiento de la población debería de haber por lo menos tres cuarteles regionales: uno por la zona de Jalcomulco; otro por la zona de Cosautlán y el actual de Coatepec.

El asunto está también en manos de los alcaldes, pero nada los obliga; de hecho, uno de los grandes negocios es la inspección que hacen las unidades de Protección Civil municipales, quienes determinan, por ejemplo, si un negocio cumple con las medidas adecuadas para funcionar; los Bomberos sólo pueden dar el visto bueno y ya, pero no tienen permitido inspeccionar.

A 17 años de la explosión de la gasolinera clandestina de Coatepec, hoy sólo se recuerda como la negligencia, la corrupción, el negocio de unos cuantos pudo haber costado más vidas de las que realmente cobró. Es de esos episodios todavía muy presente en la memoria de los coatepecanos, pues hasta el día de hoy es punto de referencia cuando uno aborda un taxi: «Me lleva a la entrada, ahí por la gasolinería que se quemó».

NOTA PARA PEGAR EN EL REFRI: Agencia Multigráfica acaba de lanzar un amplio video reportaje, casi documental corto de media hora, donde se aprecia el estado en que se encuentra el basurero de El Tronconal, en Xalapa. Búsquelo en redes o en YouTube como «La disputa de El Tronconal», donde aparecen imágenes de Alberto Morales y Rigoberto Suárez, además del trabajo del bello editor Pablo Jair Ortega.

OTRA NOTA: Que la fosa clandestina hallada en Agua Dulce no es nueva y ya lleva rato funcionando como «panteón clandestino». Hace aproximadamente un año ya habían sacado un cuerpo de aquí y comentan que los terrenos pertenecen a un jefe de la delincuencia organizada apodado «El Frank», cuyo suegro fue recientemente detenido en el sur de Veracruz. Según fuentes extraoficiales, por mensajes del celular de dicha persona detenida es que dieron nuevamente con la fosa.

LA ÚLTIMA PORQUE TOCA CUBRIR AL PEJE: Si no hay imprevisto alguno, el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador estará este viernes en Coatepec, a las 16:00 horas, entregando apoyos a cafetaleros. Dicen los productores que es necesario, porque la producción bajó mucho este año debido a enfermedades en las plantas.