Tuve la oportunidad de trabajar al lado del doctor Carlos García Méndez, cuando fue secretario de Desarrollo Económico y Portuario del Gobierno del Estado de Veracruz, del año 2004 a 2010, hoy puedo aquilatar muchas de sus enseñanzas, porque siempre fue un hombre de bien, amable y generoso.
Un funcionario respetuoso que nunca perdió el control en sus actitudes, con lo que se ganó el aprecio y el respeto de sus colaboradores, de los directores de las grandes y de las pequeñas empresas estatales y nacionales, de los inversionistas que en ese periodo llegaron al estado con importantes capitales.
Sus discursos encerraban un mensaje humanista que cumplía en la práctica, porque lo mismo se reunía con los magnates empresariales que con los emprendedores, que apenas iniciaban un pequeño negocio.
Jamás demostró actitudes soberbias y su estilo de vida tampoco lo cambió, porque disfrutaba la música de boleros en distintas reuniones y con una memoria prodigiosa cantaba la letra de esas canciones románticas, a las que todavía les agregaba una anécdota de esos compositores que llegó a conocer.
El doctor Carlos García Méndez fue un político de la vieja escuela, de un porte elegante y capacidad académica que le permitió, originalmente en esa administración del gobernador Fidel Herrera Beltrán, ser candidato a la Secretaría de Educación y Cultura, pero finalmente fue nombrado titular de Sedecop.
Fue co-fundador de la Universidad de Xalapa, donde formó muchas generaciones de profesionistas que hoy ocupan importantes cargos en la iniciativa privada, así como en el sector público.
Como jefe fue un hombre decente y abierto a escuchar cualquier comentario o sugerencia. Siempre fue reservado y nunca perdió el piso, pero además fue un hombre exitoso y con una visión empresarial efectiva.
Que en paz descanse este xalapeño distinguido, al que vamos a recordar por mucho tiempo por sus buenas obras.