Por Héctor Larios
En un partido de cuartos de final entre Argentina y Países Bajos fue no aptos para cardíacos, que parecía controlado por la Albiceleste, dueño del balón y mejores ideas ofensivas le permitió poco a poco adueñarse del juego, hasta que una genialidad de Messi se concretó de una conducción desde la banda derecha en diagonal al centro, frente a él tres defensas le seguían para cerrar su intentó de desborde, Lio amaga pasar a la izquierda, engañando a todo el estadio, pasando el balón a su compañero Molina que ingresaba por la derecha solo para anotar el 1 a 0.
En la parte complementaria los sudamericanos tenían el control del partido, la ventaja aumenta con pena máxima cobrada por el astro albiceleste, llega el 2 a 0, confianza en la cancha y felicidad en las gradas.
Para entonces, los ches apuestan por cuidar el marcador, cuando su fuerte es la ofensiva, y su defensa no es su mejor virtud, regalan la posesión del esférico a unos holandeses que ya tenía a dos delanteros enormes esperando los pelotazos, apostando por un contragolpe, las sustituciones así lo indicaban. En el pecado llevaron la penitencia y el susto.
Faltando pocos minutos llega el descuento por parte de Wout Weghorst. Animados y con poco tiempo se van al ataque, los argentinos quisieron ensuciar el partido con faltas y faltitas. Ya en tiempo de reposición un minuto previo al final un castigo fuera del área llega el empate, 2 a 2, con una jugada prefabricada, marca Louis van Gaal.
En los tiempos extras la tónica es la misma, pero en menor ritmo, para que todo se defina desde el manchón penal.
Los europeos fallan sus dos primeros tiros, atajados por Martínez, para finiquitar el encuentro falla Enzo Fernández, una nueva oportunidad que Lautaro Martínez convirtió en gol de la clasificación. Pare de sufrir.
Argentina es el único latinoamericano que queda en la competición, busca su boleto a la final frente a una Croacia crecida, convencida y cansada.
Con información de emasnoticias.com