El Santo Padre Francisco arribó a la República de Kazajistán este martes 13 de septiembre alrededor de las 17:20 hora local, luego de unas 6 horas de viaje desde las 7:36 (hora del Vaticano), cuando despegó en un A330 de la compañía ITA Airways del Aeropuerto Internacional de Roma Fiumicino. En el vuelo lo acompañaron cerca de 80 personas, entre periodistas, técnicos, fotógrafos, camarógrafos de diversos medios de comunicación.
Este 38º viaje apostólico, efectuado en el marco del séptimo Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales, es «una oportunidad para encontrar a tantos representantes religiosos y dialogar como hermanos, animados por el deseo común de paz, paz de la que nuestro mundo está sediento», como expresara el mismo Pontífice después de rezar el Ángelus el domingo pasado, 11 de septiembre.
Una ceremonia oficial en el aeropuerto internacional de Nursultán dio la bienvenida al Papa al país asiático; estuvieron presentes el Nuncio Apostólico, Monseñor Francis Assisi Chullikat, y el Jefe de Protocolo. El Presidente Kassym-Jomart K. Tokayev recibió al Pontífice y a continuación le acompañó a la Sala VIP, donde tuvo lugar la ceremonia con la Guardia de Honor y los saludos de ambas delegaciones.
El primer acontecimiento oficial previsto en la agenda del Santo Padre es un encuentro con el Presidente de la República.
El deseo de viajar a China
Durante el vuelo papal, Francisco respondió a una pregunta del corresponsal de La Croix, que pedía la confirmación de un posible encuentro en los próximos días con el presidente chino Xi Jinping. El mandatario asiático se encuentra de visita de Estado en Kazajistán y Uzbekistán y mañana, miércoles 14 de septiembre, estará en Nursultán para reunirse con el Presidente Tokayev.
El Papa Francisco explicó que no tenía noticias del viaje del Presidente Xi, pero reiteró que siempre estaba dispuesto a ir a China. Un deseo que ya ha expresado en muchas ocasiones, en particular en sus viajes apostólicos a Corea del Sur (2015), Estados Unidos (2015) y Japón (2019), cuando, en las ruedas de prensa del vuelo de regreso, consultado por los periodistas, declaraba siempre su afecto por el pueblo chino y su estima por su patrimonio histórico y cultural, asegurando siempre que estaba dispuesto a partir «incluso mañana» hacia Pekín.
Con información de Vatican News
