En mayo, el artista italiano Salvatore Garau vendió su escultura “Io sono” (Yo soy) por 18 mil dólares. Esta pieza es polémica, ya que está hecha de nada. Las reacciones ante la obra del artista, porque no se trata de la primera escultura invisible que hace, y aunque sea difícil de creer, alguien realmente aseguró que lo hizo primero y está dispuesto a demandar al artista.
La persona que está dispuesta a demandar al artista italiano es Tom Miller, un artista de performance y cineasta independiente de Florida, en Estados Unidos. De acuerdo con el sitio estadounidense Artnet news, Miller se encuentra preparando el papeleo para demandar. El artista estadounidense explica que él presentó en 2016 su escultura “Nothing” en la plaza pública Gainesville Bo Didley, en Florida.
Tom detalla que la realización de la escultura invisible es el resultado de trabajo de un equipo de cinco personas, quienes cargaron bloques de aire.
El sentido de humor no estuvo ausente en este performance artístico, ya que Miller realizó un “mockumentary” (documental de broma), sobre su escultura invisible, en la cual participaron personas que se hicieron pasar por críticos de arte.
Para un noticiero local, Tom Miller declaró que él sólo espera que se le reconozca su trabajo. “Cuando lo vi dije ‘esa es exactamente mi idea’. Las ideas son importantes en el mundo y el reconocimiento de esas ideas es importante. Así que sólo quiero ese reconocimiento”, dijo.
Miller afirma que antes de comenzar con la demanda, contactó a Garau para hablar al respecto. El artista italiano negó que se trataba de un plagio, lo que motivó a Miller a contratar un abogado italiano. El artista italiano Salvatore Garau subastó a finales de mayo su escultura invisible “Io sono” (Yo soy). La pieza es de aire y se valuó entre seis mil y nueve mil euros, pero al final alcanzó un precio de 15 mil euros, un equivalente a 18 mil dólares que serían 354 mil pesos mexicanos.
Dicha escultura no es la primera en ser invisible que presenta el italiano. En febrero expuso “Buddha in contemplation“, en la plaza del Teatro la Scala y en junio montó su pieza invisible “Aphrodite Crying“, delimitada con un círculo de cinta adhesiva en el piso, frente a la Bolsa de Valores de Nueva York, esta contó con apoyo del Instituto Italiano de Cultura.