Xalapa, Ver.- Solo han pasado nueve días de campaña y el candidato de Morena a la presidencia municipal de Xalapa, Ricardo Ahued Bardahuil, pronunció un discurso que muchos esperaban escuchar para dejar en claro su posición: Que en caso de llegar a la alcaldía, deslindará responsabilidades de lo que le dejan los que le anteceden en ese cargo. Se tenía que decir y se dijo.
De manera específica dijo que de ganar la presidencia municipal de Xalapa, presentará y solicitará lo que por derecho corresponde respecto a la administración que le antecede, al tiempo que advirtió que “A mi edad, canoso y calvo, no me queda de títere ni de tapadera”, con lo que deja establecido que no encubrirá irregularidades.
Ricardo Ahued no viene con la intención de convertirse en justiciero, sino que dejará que sean los órganos fiscalizadores correspondientes, como el Orfis, el Congreso Local y la Secretaría de la Función Pública los que intervengan para hacer las revisiones que se requieran.
El mensaje de hoy en ese sentido es muy oportuno, porque de esa forma ataja las versiones perversas de que con él seguiría lo mismo, aquello de que vendría a cubrir las deficiencias que son muy evidentes en esta administración municipal. Nada de eso.
También con eso se rompe ese criterio de gente que en los cafés se escuchó decir que Ricardo Ahued es valioso, pero hacer componendas con Morena lo estaría perjudicando, a lo que respondió que nadie lo obligó, nadie lo condicionó y que este es su proyecto y es un proyecto ciudadano que busca la unidad de todas las y los xalapeños.
Dejó en claro que este será un gobierno abierto, sin rencores, que socializará las acciones de gobierno con mucho trabajo, pero también con mucha autoridad, porque no se puede gobernar sin autoridad.
El reconocido empresario es y ha sido siempre serio, formal, decidido como lo vimos en el Congreso de la Unión, donde a pesar de que su bancada votara en favor de una iniciativa, si a él no le parecía o sentía que eso podría perjudicar al pueblo, se negaba o se abstenía.
Nunca fue “palero” ni aplaudidor por inercia, siempre fue cauto y analítico de esa maraña política que muchas veces envuelve a los endebles o comprometidos pero el ex diputado federal y senador con licencia siempre se mostró firme en sus decisiones, entonces esta vez no tiene por qué ser la excepción.