Por Pablo Jair
+ Plenamente identificados los sicarios de Oluta.
+ Le pintan mokos a Miguel Chiquito en el CEN del PAN.
+ Ahued lanza fuerte crítica a condonación de la CFE.
¡Ya aprobarron vakuna, camarradas! ¡Saken Stoli para celebrarr!
–Chopenjawerovsky
Algo muy del estilo de la polémica Elizabeth Morales García es pagar paleros para inflar su imagen, su ego, incluso hasta en las situaciones más absurdas.
Siendo presidenta del PRI en Veracruz, en una visita al puerto de Veracruz realizada por José Encarnación Alfaro, entonces secretario de Organización del Comité Ejecutivo Nacional del tricolor –un mitote con simpatizantes y militancia en el salón del Club de Leones– la lideresa hizo contratar a un grupo de 10 a 15 chamaquitos que no alcanzaban ni la edad para votar para que la siguieran a todos lados gritando su nombre.
Si caminaba para el baño, para allá iban los palerillos; si se bajaba del estrado a saludar, allá iban los palerillos; si daba entrevista a la prensa, atrás sus palerillos.
Era verdaderamente ridícula la escena, porque hasta en momentos donde no eran necesarias las porras, ahí estaban a los gritos al lado de la entonces aspirante a la diputación federal por Xalapa. De plano llegó a ser molesto cuando la prensa porteña entrevistaba a José Encarnación y tuvieron que callar a los gritones de Elizabeth, que estaba ahí al lado del dirigente nacional posando para la foto.
Su paso por la dirigencia estatal del PRI fue de humo y le cumplieron su capricho: le dieron la candidatura a la diputación federal, mientras sus otros paleros (bueyes sagrados, creo que les dicen) coreaban que Elizabeth encabezaba las encuestas y que era un triunfo contundente seguro el de la también exalcaldesa xalapeña.
Esa tarde-noche del 7 de junio de 2015, en la sede estatal del Partido Revolucionario Institucional, se iban registrando las votaciones para diputados federales y comenzó a llamar la atención algo que pocos habían previsto: que el naciente partido Morena comenzaría a ganar espacios y a meterse en el mapa político electoral de Veracruz.
En el distrito de Xalapa, de hecho, el color guinda comenzó a hacerse notar desde los primeros minutos.
La que estaba necia y pensaba que en cualquier momento repuntaba, era la candidata del PRI, Elizabeth Morales. Tanto estaba creída en ganar (como así le hizo creer a los ilusos que se la compraron) que mandó a poner un templete en la Plaza Lerdo por la noche, donde habría música en vivo, festejo y demás acarreados al festejo por su «triunfo».
El PRI, en ese entonces, no salió mal en números: ganó 16 distritos; el PAN apenas 2; el PRD, uno. Por su parte, Morena ganaba dos en su primera participación dentro de unas elecciones.
En Coatzacoalcos, ganaba por muchos votos de diferencia la ingeniera Rocío Nahle, hoy senadora con licencia y secretaria de Energía del gobierno federal. En Xalapa, se anunciaba el triunfo avasallador de Morena en la figura del también ingeniero Cuitláhuac García Jiménez, de quien poco se había escuchado y de hecho no se supo que hiciera una gran campaña, a diferencia del derroche realizado por los demás candidatos.
Cuando los números de plano ya eran contundentes e irreversibles, cerca de las 10 de la noche el equipo de Elizabeth (ya confirmada como la gran perdedora) comenzó a levantar el escenario y a despachar a la gente que estaba reunida en el punto.
Mientras tanto, en la escalinata de la Catedral de Xalapa, un pequeño grupo de personas vitoreaba y ondeaba banderas de Morena; en medio, un personaje conocido: Atanasio García Durán, papá del ganador.
Ahí en el tumulto, un personaje nuevo en la política sería el nuevo diputado federal por Xalapa; poco tiempo después, gobernador de Veracruz.
Ese día, varios periodistas nos acercamos por el puro morbo de saber quién había ganado; a lo lejos, desarmaban los fierros del templete, las ilusiones de la Morales y su carrera política sobrevalorada.
Fuentes bien enteradas, dicen que Elizabeth sabe que la candidatura de MORENA a la alcaldía de Xalapa está lejos de que se la otorguen (ya la han bajado los morenistas de cargos federales por su pasado priísta), pero que está siendo acelerada desde el Altiplano por padrinos y madrinas políticas de su comunidad para que la tomen en cuenta y se sienten a negociar con ella y los intereses de grupo que representa, especialmente ahora que llegaría Ricardo Ahued como candidato fuerte al Ayuntamiento, quien en su momento fue impulsado por el exgobernador Fidel Herrera Beltrán en el mismo cargo para el periodo 2005-2007.
¿Saben a quién también impulsó el Tío Fide en su carrera política y la hizo diputada federal por esos mismos años? Sí, a Elizabeth.
NOTA PARA PEGAR EN EL REFRI: Que están plenamente identificadas las tres personas que atacaron a balazos en Oluta a la fiscal de distrito Marisela Rojas Cisneros, a la diputada local por MORENA, Florencia Martínez Rivera, y un regidor de Acayucan, informó anoche el gobernador Cuitláhuac García Jiménez… Dicen que no hay que rascarle mucho, que estuvieron incluso en un evento reciente en el rancho «El Mangal».
OTRA NOTA: ¿Qué mensaje habrá querido mandar el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, al no tomarse la foto con «Miguel Chiquito» pero sí con Pepe Mancha? Dicen que por más que le busquen, los Yunes andan algo así como apestados… Por cierto, este martes ya mandaron a la «mapachada» del Ayuntamiento que preside su hermano a operar, intimidar, presionar, engañar a la militancia, como es el estilo familiar.
LA ÚLTIMA PORQUE LA JACKIE ANDA JODONA: Que Ricardo Ahued Bardahuil –fiel a su estilo rebelde– fue particularmente crítico con el anuncio de que a Tabasco le condonaron la deuda millonaria de 11 mil millones de pesos con la Comisión Federal de Electricidad, mientras que «en Veracruz se adeudan solo cerca de 200 millones y son las tarifas más altas, por lo que se requiere reclasificar tarifas justas en nuestro Estado»… ¿Será que tenga algo más de fondo el mensaje y ya bateó a quienes lo proponen como candidato a la alcaldía nomás por pura conveniencia política?