El Gobierno de Ciudad de México ha llegado a un acuerdo con los representantes de la industria para abrir el servicio presencial de forma parcial el 18 de enero a pesar de la situación crítica de los hospitales por los contagios de covid-19. De momento, serán solo las terrazas o los espacios exteriores, con una distancia entre las mesas de metro y medio, y con un horario reducido hasta las seis de la tarde. Pese a las limitaciones, los propietarios coinciden en que es un avance importante. “Es un gran paso y nos da esperanza”, asegura Germán González, vicepresidente de CANIRAC, la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados.
La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, impuso la vuelta al semáforo rojo el 18 de diciembre por el crecimiento acelerado de la curva de contagios y la saturación hospitalaria. Con esta medida —que la ciudad trató de retrasar durante semanas, incluso cuando ya se cumplían los criterios epidemiológicos para limitar de nuevo las actividades—, se echaba el cierre a todos los comercios y servicios no esenciales, entre ellos, los restaurantes. “Ya no podíamos aguantar más este confinamiento. Se está destruyendo la economía. Nuestros trabajadores y colaboradores están ya desesperados”, cuenta González, que es director general de Mayson Kayser México.
Ante la situación crítica, los empleados y propietarios de restaurantes comenzaron esta semana una protesta a golpe de cacerola. Pedían al Gobierno que los dejarán ir más allá de las entregas a domicilio. El lema: “Abrir o morir”. Guilliano Lopresti, dueño de los restaurantes Quebracho, que puso nombre y cara al movimiento, afirma que dan la bienvenida a este primer acuerdo, pero que es insuficiente para lo que necesita la industria. “Preferimos eso a nada, pero necesitamos abrir en los espacios interiores también. Ahora le hemos dado prioridad a mantenernos unidos, porque esto va para largo y necesitamos estar juntos. Pero vamos a mantener la presencia y la lucha”, dice el empresario.
Así, de momento, las cacerolas se quedan en “stand-by”, pero van a continuar recogiendo firmas para la apertura en su petición de Change.org, haciendo presión en las mesas de negociación —que se han apalabrado para cada miércoles—, y tratando de elevar el tema hasta el Gobierno federal, puesto que consideran que el tamaño de la crisis supera con creces las herramientas que tiene el Ejecutivo de la ciudad. “Es un período de ajuste de unas dos semanas. Somos conscientes de que estamos en un pico de contagios. Tenemos que explorar todas las alternativas de los espacios exteriores para poder ir recalculando y después decidir como incrementar la capacidad interior”, apunta Lopresti.
En la reunión que mantuvieron este miércoles las autoridades de la ciudad y los empresarios también estaban presentes varios alcaldes de Ciudad de México. El objetivo es que ellos ayuden a localizar huecos al aire libre que los establecimientos puedan usar a modo de terraza. Se valora desde espacios de estacionamiento y de parquímetro hasta incluso parques públicos. Sheinbaum dará mañana más detalles sobre estos lugares.
Lo cierto es que muchos restaurantes ahora mismo no tienen espacio para terraza, por lo que, como reconoce el vicepresidente de CANIRAC, esta apertura no va a cambiar la vida de muchos. Pero supone encontrar un equilibrio entre la salud y la economía. “Si nos quedamos todos en casa todos estos meses cuando llegue el momento de abrir no va a haber nada que abrir”, mantiene González. El empresario considera que prestan un servicio básico, como es la alimentación, y que, además, los locales formales aportan una herramienta para el combate a la pandemia: la trazabilidad de contagios, gracias a los códigos QR.
Gracias al triunfo de la industria hostelera, otros sectores buscan negociar su reapertura con el Gobierno de Ciudad de México. La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) ha pedido al Ejecutivo “reajustar” la estrategia con la que se está combatiendo la pandemia, puesto que en estas últimas semanas de semáforo rojo 20.000 unidades económicas han tenido que cerrar sus puertas. Estas se suman a las 50.000 que hubo durante el resto del 2020. El presidente de Comparmex en Ciudad de México, Armando Zúñiga, ha incidido en que además de los restaurantes, el sector turismo y de las escuelas particulares están en una situación desesperada.
La segunda ola de la pandemia ha golpeado con fuerza a la capital, que se encuentra al borde del colapso hospitalario. Los hospitales se encuentran al 90% de su capacidad y en muchas ocasiones están rechazando nuevos pacientes por falta de espacio. Este mismo jueves, el Gobierno ha anunciado 500 nuevas camas hospitalarias (100 de ellas con ventilación) para los próximos 15 días, en total hay más de 6.700 ocupadas. Este nuevo año, se encadenaron seis días seguidos con más de 1.000 muertos diarios. La cifra de fallecidos en la ciudad supera los 24.000, pero son casi 137.000 en todo el país. México ocupa el triste cuarto lugar del mundo con mayor número de decesos por la covid-19.