Dicen que los carniceros de hoy serán las reses del mañana, y algo así pasó este martes por la tarde cuando lo que parecía una inusual protesta de taxistas en instalaciones de la Fiscalía General del Estado, de inmediato se trasladó el escenario al Congreso del Estado donde removían al Fiscal General del Estado y rendía protesta una interina.
La verdad es que ya se habían tardado y finalmente el Congreso del Estado se quitó la espina que les había quedado clavada, cuando hicieron el ridículo en dos ocasiones y no les alcanzó la votación calificada para remover al Fiscal General del Estado por juicio político en los primeros meses de la era Cuitláhuac.
Este martes, sin que nadie lo esperara (ni siquiera los propios panistas/yunistas), sorprendió a todos la sesión de la Diputación Permanente donde se votó «en caliente» la «remoción temporal» del Fiscal General del Estado, Jorge Winckler Ortiz, por no haber aprobado los exámenes de confianza que son necesarios y obligatorios para el cargo.
Claro, lo de «remoción temporal» es sólo una figura retórica: es obvio que Winckler ya no regresa a la Fiscalía General del Estado por muchas peroratas y argumentos jurídicos que quiera interponer; a diferencia de su patrón Yunes, el joven fiscal parece no entender que aquí se impuso el poder político, el mismo que Yunes ejerció cuando cometió arbitrariedades al detener a exfuncionarios del gobierno de Javier Duarte de Ochoa con delitos que no eran graves y alcanzaban fianza.
En este sentido ¿Winckler se va a poner muy sacalepunta a la Federación? Anoche, por ejemplo, en conferencia de prensa ya le bajó de tono a su típico discurso bélico y burlón; se vio un Winckler nervioso al que le temblaba la quijada y extendió la mano a MORENA: entre líneas pidió apoyo al presidente y ya no arremetió en contra del gobernador como lo hizo en un comunicado previo, donde responsabilizó al mandatario estatal de lo que pudiera pasarle a él o a su familia.
Pero la destitución de Winckler no es sólo una gran humillación para el joven abogado, quien tuvo chance para renunciar e irse en paz cuando vio que el escenario político cambiaba radicalmente en julio de 2018: su patrón, el entonces gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, perdía la gubernatura que pretendía heredarle a su hijo «Miguel Chiquito» y aparte MORENA arrasaba en las elecciones ganando la Presidencia, la Gubernatura, y los congresos federal y local.
No, el gran derrotado es precisamente el exgobernador Yunes Linares, quien en los últimos días ha visto como su nefasto poder se ha ido disminuyendo; primero con la remoción de su pelele que tuvo como dirigente estatal y luego con la rebelión interna en la que los panistas tradicionales decidieron jugársela creando un frente contra los Yunistas; para más malas noticias, el candidato de los Yunes, Pepe Mancha, no levanta ni con levadura y se prevé que sea otra fuerte derrota para el Yunismo dentro del PAN en Veracruz.
Winckler podrá decir que es un fiscal autónomo y que es un muchachito bien intencionado, pero en los hechos nunca se ha podido quitar el fierro que le dejó marcado su patrón Yunes.
Tan es así su «autonomía» que casualmente desempolvaron denuncias en contra de panistas que no comulgan con el proyecto yunista/panista en recientes semanas, precisamente para presionar la votación de los militantes blanquiazules a favor de su candidato Pepe Mancha. Es decir, comenzaron a usar a la Fiscalía para fines netamente políticos y que el grupo del exgobernador retenga la dirigencia estatal del PAN.
Desde la cena que tuvo el gobernador Cuitláhuac García Jiménez con periodistas de Xalapa el pasado 3 de agosto (sí, ahí andábamos de metiches), éste había advertido que venía algo fuerte para Veracruz; que no podía decir más al respecto, pero era algo que iba a cimbrar al estado y al Yunismo.
Este martes hubo otra señales: el diario REFORMA dio a conocer que una de las peores fiscalías en el país por los pobres resultados, era precisamente la de Veracruz. Hubo señales previas también como un video (bastante malito) que estuvo circulando en recientes horas sobre que un grupo político (se entiende que los Yunerastas) estaría atrás del ataque al «teiboldans» Caballo Blanco, en Coatzacoalcos, así como de diversos hechos violentos cometidos por ex policías al servicio del yunismo.
Otra señal, quizás la más burda, es que ya tenían sobredetectada a la gente enviada a las ruedas de prensa para causar polémica o empinar a los nóveles funcionarios estatales con cuestionamientos. No faltaron los que estuvieron operando en medios nacionales con cuentos fantasiosos como la renuncia del gobernador Cuitláhuac.
Pero quizás el caso «Caballo Blanco» fue lo que detonó lo de este martes. Una crisis donde salió muy vapuleado MORENA, la Fiscalía General de la República, el Gobierno de Veracruz y hasta el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador. Un manotazo era necesario.
Los Yunerastas vivieron en carne propia este martes lo mismo que ellos realizaron hace un par de años: la toma de edificios públicos, la intimidación con grupos de protesta bien organizado y encabezado por exjefes policiacos simpatizantes del Yunismo, la avalancha mediática poco favorecedora con alto impacto negativo, el uso del Congreso del Estado con diputados aliados para imponer a funcionarios y voluntades, hasta el arribo de un nuevo (en este caso, nueva) titular de la Fiscalía General del Estado.
La diferencia es que en aquel entonces todavía no eran gobierno, pero prácticamente juntaron a sus alcaldes y simpatizantes para hacer un pequeño ejército y desestabilizar al agonizante Duartismo y el malherido Peñanietismo. Hoy vivieron en carne propia lo que es la aplicación del poder político.
La pregunta es: ¿van a confrontar lo que se está cocinando desde el Altiplano? Por lo pronto, hay dos amenazas veladas: la del exgobernador con su «lucha que sigue» y la de su hijo, con el «vamos a partirle la madre a MORENA».
Me quedo con lo que dice el paisano Ángel: «Si esta maniobra no les sale (a los morenistas), harán un ridículo marca mundial».
NOTA PARA PEGAR EL REFRI: Por la noche, diputados federales veracruzanos de MORENA realizaron una conferencia de prensa donde fijaron una postura clara: que se agilicen las investigaciones por parte de la Fiscalía General de la República (FGR) sobre las denuncias interpuestas en contra del depuesto fiscal general de Veracruz.
OTRA NOTA: A colación de lo anterior, trasciende que en las próximas horas podría ser detenido Jorge Winckler Ortiz. La nota la lleva el portal Versiones.com.mx, que también agrega: «De igual forma, se sabe que también en la mira de los agentes ministeriales federales estarían Marcos Even Torres Zamudio, Fiscal anticorrupción; Mario Valencia Hernández, director de Periciales; Eduardo Coronel, Fiscal Regional Zona Xalapa; Jaime Téllez Marie, ex secretario de Seguridad Pública, entre otros. Se sabe que Winckler Ortiz podría ser detenido por una carpeta que tiene abierta en la PGR por el delito de tortura».
LA ÚLTIMA PORQUE YA ESTÁ BIEN FRÍA LA CHAMPAÑA: Este martes en el Congreso también quedó registrada una agresión por parte del alcalde de Ciudad Isla, Fernando Molina (PAN), a una persona que lo grababa y le preguntaba que había pasado luego de una reunión que tuvo con diputados. El fondo de la agresión es que el edil pretende vender de manera ilegal un estadio para hacer deporte donado por Alberto Cházaro Lagos, un benefactor de esa localidad ya fallecido; según las argucias legales del alcalde, es que dicho inmueble será vendido porque ahí se pretende «construir» una plaza comercial con tres empresas ancla: un Soriana, un Cinebox y una Parisina de Telas, pero el proyecto es inviable desde su concepción ya que dicho terreno sólo cuenta con un área de hectárea y media, y es obvio que ahí no caben tantas empresas además de estacionamiento y locales comerciales, área de comida, etc., sumado al valor rebajado de 11 millones de pesos, cuando en realidad vale más de 80 millones. En los mismos pasillos del Congreso del Estado trascendió que dicha venta se haría a una empresa fantasma ligada a los Yunes de Boca del Río.