Coatzacoalcos, Ver.- Los restos de una alumna del Conalep 143, que desapareció en el gobierno de Javier Duarte de Ochoa, fueron localizados en una fosa de Coatzacoalcos, en un amplio sector popular donde la mayoría de las viviendas se alzan sobre pantanos.
Jessica Luis Lara, de 17 años era alumna del colegio citado, estudiaba una carrera técnica para ayudar a su familia a salir adelante, era su aspiración.
Además, era empleada de una tienda de ropa y mochilas en la zona centro del puerto de Coatza. Ella desaparece al salir de su trabajo la noche del 22 de octubre de 2013.
Ese día, según las investigaciones sobre su caso, en lugar de marcharse a casa, habría sido llevada a una casita de madera en la calle 10 de Julio de la colonia San Silverio, donde la mataron y sepultaron en una fosa que fue escarbada en la misma vivienda.
Sobre su agresor o agresores, hasta ahora la Fiscalía General del Estado no tiene pistas, su caso estaba arrumbado después de que la fiscal que tenía el caso, Olivia Reyes Castellanos, no hizo lo necesario para encontrarla o dar con quien le hizo daño.
Olivia Reyes Castellanos, según el relato de los familiares, no promovió diligencias, ni hizo lo más mínimo por encontrarle, todo esto bajo el periodo Amadeo Flores Espinoza, cuando inició la crisis por desaparecidos en Veracruz.
EL HALLAZGO
El pasado 13 de mayo, en la calle 10 de Julio,un grupo de vecinos preparaba un terreno para colocar un poste y reparar una entrada a otro predio.
Cuando realizaban el agujero para meter un poste, se encontraron con los indicios de un posible cadáver, por lo que dieron parte a la policía.
Después de algunas horas, personal de la Fiscalía General del estado exhumó una osamenta y prendas de vestir de mujer.
Los restos fueron preparados para una prueba de ADN, que se realizó en las oficinas centrales de Fiscalía en Xalapa, presentando amplia coincidencia con muestras de sangre que se habían tomado a la familia de la joven Jéssica Luis Lara, cuyo caso ha sido acompañado por el colectivo Belén González.
SUSTO PARA VECINOS
La colonia donde fue encontrada, fue fundada por personas humildes sin hogar que llegaron a rellenar pantanos cerca de la avenida Anaya.
En cada predio hay maleza, árboles y fauna típica de las marismas, es una de las zonas más bajas de la ciudad que ha sido ganada a los pantanos.
Eso fue lo último que vio esa noche la joven porteña que fue llevada a ese sitio tal vez con engaños por alguna persona conocida.
Los vecinos relataron que la noche en que desapareció, hubo música a todo volumen durante varias horas, que no dejaban dormir, después, silencio, así hasta la madrugada.
Ya después nadie la vio salir de la casa a la que llegó acompañada supuestamente de otra persona que no se ha logrado identificar.
Cuentan que el sitio en donde estaban preparando el terreno para colocar el poste, y donde apareció la fosa, en la calle 10 de julio, había una casita humilde, chiquita, de láminas y chatarra.
La casa de pronto se quedó abandonada, y poco a poco se desvencijó hasta quedar solo un pedazo de piso. Con el paso de los años, los pilares de madera, las paredes de lámina y lo poco que había dentro fue arrastrado por el pantano en cada época de lluvia.
El pedazo de piso que fue echado para tapiar la fosa de la joven, también fue derruido. Fue cinco años y siete meses después que los vecinos la localizaron haciendo un agujero por casualidad.
Desde que desapareció, la familia de la joven nunca dejó de buscarla, atendieron cada reporte anónimo en donde se alertaba algún dato sobre su presencia, todos resultaron falsos.
Se espera que esta semana sea entregada la osamenta que fue exhumada en la San Silverio para que la familia le de sepultura.