Turistas pagan por visitar y apreciar un refugio para migrantes situado en Playas de Tijuana, justo frente al muro que divide Estados Unidos y México.
El punto se ha convertido en el atractivo de turistas que pagan en dólares a un guía extranjero para que les garantice el acceso al albergue, en el que duermen desde hombres, mujeres y niños.
Grupos de entre 15 y 20 extranjeros acuden con cámaras fotográficas y con algunos otros equipos profesionales e ingresan al albergue como si se tratara de un lugar o atractivo turístico.
Un guía los dirige y les explica, primero en inglés, que se encuentran frente a un albergue que recibe a migrantes deportados y que están en tránsito, así como que el lugar es atendido por una mujer llamada María Luisa y que desde hace años apoyan la causa.
Algunos migrantes impiden ser fotografiados, en otros casos posan incluso y una vez que concluye el recorrido dentro del albergue, los migrantes piden a los turistas que, si pueden, dejen un donativo.
