Ciudad de México.- Un estudio que inició como un análisis epidemiológico en pacientes con labio y paladar hendido, puede ser una esperanza de tratamiento, pues dos estudiantes de la carrera de Cirujano Dentista desarrollan una investigación en la Clínica Odontológica Aragón de la UNAM, la cual propone tratarlos desde la vida uterina para corregir el problema.
Alexia Oliver Orive y Ángel Gustavo Bravo López, estudiantes de la carrera de Cirujano Dentista de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, apuntaron que el diagnóstico es prematuro y el tratamiento quirúrgico del labio y paladar hendido se ha presentado como única opción para corregir este problema.
Sin embargo, “el avance tecnológico y el descubrimiento actual de algunos genes involucrados en esta alteración tienen igual importancia, ya que no todos los pacientes que presentan esta variación son candidatos para realizar un tratamiento quirúrgico”, señaló Alexia Oliver.
En ese contexto, la estudiante explicó que en los últimos cinco años han sido identificados una gran variedad de genes encargados de la fusión y desarrollo de los maxilares, lo cual podría llevar incluso a la identificación de esta mutación en la estructura genética y modificar la transcripción, así, se prescinde de una intervención quirúrgica “limitando el número de casos, disminuyendo tanto la predisposición genética y la tasa de incidencia en los países en los cuales se reportan como uno de los padecimientos más comunes en infantes”.
Estos dos alumnos proponen inyectar las proteínas de las que se carece (T-box) y así evitar el trauma que causa la cirugía, ya que ésta se realiza a los tres y seis meses, al año y de ahí cada tres años, debido a que se hacen las adaptaciones de los huesos desde el nacimiento hasta que deja de crecer a los 14 años.
Por su parte, Alejandro García Muñoz, académico de la FES Iztacala y asesor de los alumnos, refirió que hay varios retos por sortear, el primero de ellos es detectar a tiempo esta malformación a través de un ultrasonido en 3D o 4D en las primeras semanas de gestación.
“Resulta un poco difícil realizar la sonografía en ese tiempo ya que en esas semanas hay mujeres que no saben ni siquiera que están embarazadas”.
Otro reto es iniciar el tratamiento sin que haya tanta invasión, pero el mayor es el económico ya que aún no cuentan con los recursos para llevar a cabo la fase de prueba. “Nuestro objetivo es trabajar en conjunto con hospitales de la Zona Metropolitana para darle esperanzas a los niños con este padecimiento, y trabajar para que el estudio de la biología a nivel molecular y genética aplicada a patologías de la cavidad oral cobre importancia”, concluyó García Muñoz.